Los errores y la culpa
La culpa es una emoción incómoda. Por eso resulta habitual huir de ella, desoyendo lo que viene a decirnos. Escuchar lo que nos dice, sin embargo, aunque difícil y doloroso, nos permite reparar el daño si es posible y, sobre todo, aprender de la experiencia para no herir de nuevo. En nuestro rol de madre o padre, es normal cometer errores, y que estos tengan un impacto mayor o menor en nuestros hijos. En ocasiones, ante el sentimiento de culpa que esto genera, quitamos importancia a lo sucedido y tratamos de pasar página. Pero si no analizamos lo que sucedió, lo que te impidió hacer lo correcto… ¿cómo sabemos que no se repetirá? La madurez implica hacernos cargo y responsabilizarnos de los errores -aprender, reparar…-, sin por ello quemarnos en la hoguera. Responsabilizarse no conlleva instalarse en la culpa, y si te sucediera, pídeme ayuda. Pero, por favor, no desatendamos nuestra responsabilidad como madre o padre minimizando el impacto de nuestros errores, aunque estos sean perfectamente humanos.